En el nombre de Allah. El Misericordioso. El Compasivo.
- ¡Que se pierdan las manos de Abu Lahab! Y perdido está.
- De nada le servirá su riqueza ni todo lo que ha adquirido.
- Se abrasará en un fuego inflamado.
- Y su mujer acarreará la leña.
- Llevando al cuello una soga de fibra.
- (1, 2, 3) Abu Lahab, "padre de las llamas", era tío del Profeta Muhammad salla Allahu 'alayhi wa sallam. Se le dio este apodo porque se encolerizaba con mucha frecuencia y por el subido color rojizo de su cara. Fue uno de los más acérrimos enemigos del Islam de la primera época. Cuando el Profeta salla Allahu 'alayhi wa sallam congregó a los coraishíes y a sus familiares para que escucharan su exposición y su exhortación contra las inclinaciones pecaminosas, en un arrebato de ira le espetó: "¡Caiga sobre ti la perdición!". Pero ni su maldición tuvo consecuencias ni su poder le sirvió de nada. Al contrario, la estrella del Islam ascendía de día en día, mientras que sus perseguidores eran cada vez más débiles. Muchos de los más implacables se mostraron en la percusión perecieron en la batalla de Badr. El propio Abu Lahab falleció, una semana más tarde, consumido por la ira y por un abrasador fuego interior.
- (4) "Acarreadora de leña" es una conocida expresión idiomática para describir a la mujer que lleva chisme, historia malévolas y calumnias de una a otra parte "para atizar la llama del odio entre ellos". Esta mujer se llamaba Arwa Umm Yamil Bint Harb Ibn Umayya. Era hermana de Abu Sufian y, por consiguiente, hermana, por línea paterna, de Mu'awiya, fundador de la dinastía de los omeyas. Su odio a Muhammad salla Allahu 'alayhi wa sallam y a sus seguidores era tan exacerbado que muchas veces esparcía, al amparo de la noche, espinas ante la casa del Profeta salla Allahu 'alayhi wa sallam para que se hiriera. Utilizó también su notable facundia para calumniar sin descanso al Enviado de Dios y su mensaje.
- (5) Esta expresión puede significar aquí algo así como "una cadena de setenta brazas de longitud, hecha de acero, con la que la mujer de cuyo cuello cuelga será desgarrada en el Infierno"
Así se nos ha conservado, en el Libro que permanece para siempre, el Corán, está humillante escena de Abu Lahab y de su mujer, para que podamos comprender la gran cólera divina que se desploma sobre quienes se enfrentan hostilmente s Su Enviado y a la revelación que nos comunica por su medio. Todos cuantos adoptan frente al Islam una actitud parecida se verán expuestos a este mismo destino. Sufrirán, tanto en esta vida como en la futura, humillación, calamidades y desengaños como justa recompensa y merecida retribución.
