“El Mensajero de Allah (salla Allahu 'alayhi wa Sallam), dijo: “Este mundo es una cárcel para el creyente y un Paraíso para el no creyente”. (Muslim)

"Busqué entre todos mis amigos y no encontré mejor amigo que el que guarda su lengua, pensé sobre la vestimenta y no encontré mejor vestido que la piedad, pensé en todos los tipos de riqueza, pero no encontré mejor satisfacción que en algo pequeño, pensé en todos las clases de buenas obras, y no encontré nada mejor que dar buenos consejos, busqué en todos los tipos de sustentos, y no encontré nada mejor para sustentarme que la paciencia." Umar ibn al Jattab (que Allah este satisfecho de él).

Sura 109 (Al-Kafirun)- Los Incrédulos

En el nombre de Allah. El Misericordioso. El Compasivo.

  1. Di: ¡Incrédulos!
  2. Yo no adoro lo que adoráis
  3. ni vosotros adoráis lo que yo adoro.
  4. Yo no adoraré lo que vosotros adoráis,
  5. ni vosotros adoraréis lo que yo adoro.
  6. Para vosotros vuestra adoración* y para mí la mía.
*Vosotros tendréis la recompensa de vuestras acciones y yo de las mías.

  • (2) 'má' (lo que) abarca, por un lado, todos los conceptos positivos y los valores éticos -entre ellos la fe en Dios y la autoentrega a Él- y, por el lado contrario, todos los falsos objetos de adoración y los falsos valores, como la creencia de los hombres en que "se bastan por sí mismos" (Corán 96:6-7) o su "afanosa avaricia", que todo lo domina poco menos que irresistiblemente (Corán 102)
  • (3) La religión y la fe pertenecen al ámbito de las convicciones personales y no dependen de motivaciones terrenas. La adoración debe brotar de una fe pura y sincera, aunque con frecuencia no sucede así. En efecto, los motivos de lucros materiales, de hábitos tradicionales, de convenciones sociales o de la propensión a la imitación, así como la inclinación letárgica a no interrogarse por el auténtico significado de las acciones ceremoniales y de sus móviles subyacentes, rebajan una parte sustancial de la adoración en este mundo al nivel de la propensión al pecado, del egoísmo y de la esterilidad.
  • (4) Algunos dirigentes de La Meca propusieron al Profeta un compromiso entre el Islam y la fe tradicional tal como ellos la interpretaban. Según este acuerdo, Muhammad salla Allahu 'alayhi wa sallam debería conceder un puesto de honor a los ídolos. Pero el Corán ponía bien en claro que en el tema de la adoración del Dios único no caben componendas.
  • (5) Con una paráfrasis libre, podría decirsee, más o menos, lo siguiente: "Yo adoro al único Dios verdadero, al Señore de todos, Señor mío y Señor vuestro; pero vosotros, al aferraros ávidamente a vuestros intereses, no estáis dispuestos a renuncia a la falsa adoración de vuestros ídolos... Yo como Profeta de Dios, no puedo ni deseo caminar por vuestra senda falsa y tradicional y vosotros, en cuanto custodios de la falsa adoración, no queréis renunciar, ni nunca renunciaréis, a vuestros cultos idólatras, aunque son falsos". Podría también ofrecerse el siguiente resumen: "No quiero adorar, y nunca adoraré, lo que adoráis. Y vosotros no queréis adorar, y nunca adoraréis, lo que yo adoro".
  • (6) El primer paso que ha de dar quien desea invitar a otros al Islam es comenzar por liberarse él mismo y alejarse totalmente de la "ignorancia". Entre el Islam y la ignorancia no pueden darse compromisos ni concesiones. Quien exhorta al Islam debe advertir con absoluta claridad que se diferencia enteramente de los ignorantes, que éstos tienen su fe y él tiene la suya. Su misión consiste en informarles para que puedan emprender el camino que él les señala. Nuestra religión se apoya en el monoteísmo absoluto, cuyas enseñanzas, valores, creencias y preceptos alcanzan a todos los ámbitos de la vida humana y tienen su origen en Dios, en ningún otro. Sin esta radical separación, seguirán existiendo, sin la menor duda, la confusión, las ambigüedades, las dudas y las deformaciones. Debemos comprender con absoluta claridad que el movimiento que el Islam ha inscrito en su estandarte nunca puede sustentarse sobre fundamentos oscilantes y dudosos, sino que se apoya en la firmeza, la claridad y la fiabilidad, al modo como en esta sura se nos pide que declaremos inequívocamente: "Vosotros tenéis vuestra fe y yo tengo la mía". Con esta nitidez se difundió el Islam desde el principio.

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