En el nombre de Allah. El Misericordioso. El Compasivo.
- Di: ¡Incrédulos!
- Yo no adoro lo que adoráis
- ni vosotros adoráis lo que yo adoro.
- Yo no adoraré lo que vosotros adoráis,
- ni vosotros adoraréis lo que yo adoro.
- Para vosotros vuestra adoración* y para mí la mía.
*Vosotros tendréis la recompensa de vuestras acciones y yo de las mías.
- (2) 'má' (lo que) abarca, por un lado, todos los conceptos positivos y los valores éticos -entre ellos la fe en Dios y la autoentrega a Él- y, por el lado contrario, todos los falsos objetos de adoración y los falsos valores, como la creencia de los hombres en que "se bastan por sí mismos" (Corán 96:6-7) o su "afanosa avaricia", que todo lo domina poco menos que irresistiblemente (Corán 102)
- (3) La religión y la fe pertenecen al ámbito de las convicciones personales y no dependen de motivaciones terrenas. La adoración debe brotar de una fe pura y sincera, aunque con frecuencia no sucede así. En efecto, los motivos de lucros materiales, de hábitos tradicionales, de convenciones sociales o de la propensión a la imitación, así como la inclinación letárgica a no interrogarse por el auténtico significado de las acciones ceremoniales y de sus móviles subyacentes, rebajan una parte sustancial de la adoración en este mundo al nivel de la propensión al pecado, del egoísmo y de la esterilidad.
- (4) Algunos dirigentes de La Meca propusieron al Profeta un compromiso entre el Islam y la fe tradicional tal como ellos la interpretaban. Según este acuerdo, Muhammad salla Allahu 'alayhi wa sallam debería conceder un puesto de honor a los ídolos. Pero el Corán ponía bien en claro que en el tema de la adoración del Dios único no caben componendas.
- (5) Con una paráfrasis libre, podría decirsee, más o menos, lo siguiente: "Yo adoro al único Dios verdadero, al Señore de todos, Señor mío y Señor vuestro; pero vosotros, al aferraros ávidamente a vuestros intereses, no estáis dispuestos a renuncia a la falsa adoración de vuestros ídolos... Yo como Profeta de Dios, no puedo ni deseo caminar por vuestra senda falsa y tradicional y vosotros, en cuanto custodios de la falsa adoración, no queréis renunciar, ni nunca renunciaréis, a vuestros cultos idólatras, aunque son falsos". Podría también ofrecerse el siguiente resumen: "No quiero adorar, y nunca adoraré, lo que adoráis. Y vosotros no queréis adorar, y nunca adoraréis, lo que yo adoro".
- (6) El primer paso que ha de dar quien desea invitar a otros al Islam es comenzar por liberarse él mismo y alejarse totalmente de la "ignorancia". Entre el Islam y la ignorancia no pueden darse compromisos ni concesiones. Quien exhorta al Islam debe advertir con absoluta claridad que se diferencia enteramente de los ignorantes, que éstos tienen su fe y él tiene la suya. Su misión consiste en informarles para que puedan emprender el camino que él les señala. Nuestra religión se apoya en el monoteísmo absoluto, cuyas enseñanzas, valores, creencias y preceptos alcanzan a todos los ámbitos de la vida humana y tienen su origen en Dios, en ningún otro. Sin esta radical separación, seguirán existiendo, sin la menor duda, la confusión, las ambigüedades, las dudas y las deformaciones. Debemos comprender con absoluta claridad que el movimiento que el Islam ha inscrito en su estandarte nunca puede sustentarse sobre fundamentos oscilantes y dudosos, sino que se apoya en la firmeza, la claridad y la fiabilidad, al modo como en esta sura se nos pide que declaremos inequívocamente: "Vosotros tenéis vuestra fe y yo tengo la mía". Con esta nitidez se difundió el Islam desde el principio.